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La Perla recupera los ritmos colombianos del Caribe con una sensibilidad femenina cargada de rebeldía

Las integrantes de La Perla en una imagen promocional reciente.
(Mava Villamizar)
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Estuvieron el año pasado por aquí, más precisamente, en el Genghis Cohen, un restaurante chino que también ofrece música en vivo. Pero esa fue una primera visita destinada a probar el terreno y averiguar si podían presentarse en recintos más grandes, que es justamente lo que sucederá este domingo, cuando ocuparán las amplias instalaciones de The Echo (1822 W Sunset Blvd., Los Ángeles, CA 90026) para darle rienda suelta a su intensa propuesta.

Pese a que todas ellas nacieron en Bogotá, la música que practican tiene una profunda influencia del Caribe colombiano, lo que tiene sentido en vista de que las tres integrantes de La Perla -que, es por supuesto, el nombre de la banda de la que hablamos- desarrollaron ese gusto asistiendo a fiestas de migrantes que se hacían en la capital, y que reciben el nombre de ‘ruedas’.

“Diana [Sanmiguel, encargada de las maracas, la guacharaca, los tambores y el canto] y yo estábamos en la Universidad Santo Tomás; yo soy socióloga, y ella tiene estudios en Relaciones Internacionales”, nos dijo durante una reciente entrevista Roberta Leono -también conocida como Giovanna Mogollón-, quien toca el tambor alegre y canta. “Hay mucha migración interna en Colombia, y más o menos en el año 2000, empezó a verse en las calles de Bogotá a gente que tocaba la gaita, los tambores y la música de marimba del Pacífico”.

“En esa misma época, se creó un grupo de tambores en mi universidad; yo empecé a tocar ahí, y Diana entró en el 2006, que fue cuando la conocí”, agregó Leono. Cuatro años después, durante una de esas ‘ruedas’, entraron en contacto con Karen Forero (tambora, gaitas, canto y ‘beat boxing’), que estudiaba en otra universidad y que fue responsable de darle vida al proyecto que antecedió a La Perla.

Se trataba de un grupo creado con la finalidad de participar en el Festival Nacional de Gaitas, el evento más importante de su clase en el Caribe colombiano, en el que las tres habían participado ya de manera separada, como integrantes de otras agrupaciones.

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“No había casi presencia femenina, lo que me dio la idea de hacer un grupo de mujeres, para el que convoqué a Roberta, a Diana y a tres chicas más”, nos explicó Forero. “Después de que logramos ganar el festival, dijimos: ¡Guau! Continuemos con esto”.

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Derecho de piso

El siguiente paso fue la elaboración de canciones propias y la definición de un estilo que no iba a estar marcado por las convenciones, pero que buscaba manejar las influencias caribeñas con todo el respeto posible, en consonancia con la legitimidad que les había dado la victoria en el prestigioso festival.

En ese sentido, Sanmiguel asegura que tanto ella como sus compañeras dedicaron muchos años a la investigación y al estudio con los maestros tamboreros y gaiteros para poder entender la música que estos hacían, pero entendiendo a la vez que, como bogotanas, tenían que hablar desde su propia esquina, empleando el bagaje correspondiente a la ciudad donde radicaban.

“Nacimos en Bogotá, que es una región de montaña diferente al Caribe colombiano; y como nosotras aprendimos [a tocar] esa música en la capital, tenemos una forma distinta de interpretarla”, detalló. “Por allá, hablan mucho de su entorno, de la gente que es campesina o que es pescadora, mientras que nosotras no tenemos dónde cultivar nuestra comida, porque vivimos en medio del cemento”.

De todos modos, las letras de su repertorio no dejan de aludir a experiencias agrícolas, como sucede en “El sol”, que tiene como protagonista a una mujer dedicada a labrar la tierra, lo que indicaría en primera instancia que se trata de la presentación de un personaje.

“Yo siento más bien que es como un homenaje, porque, de todas formas, nosotras mismas tenemos herencia campesina”, dijo Sanmiguel. “De hecho, mi abuela hablaba mucho de la siembra y de todo lo que implicaba vivir y trabajar en el campo”.

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La misma pieza cumple además una fusión de activismo social en el sentido de que puede ser vista como un tributo a personas que son constantemente menospreciadas aunque ofrecen servicios esenciales. “Por lo general, la gente que hace el trabajo más duro y más importante no recibe la recompensa adecuada”, retomó Leono. “Nos han hecho pensar que el campo es lo que está mal y que la ciudad es lo que está bien. Pero, si los campesinos no trabajaran la tierra, no tendríamos comida”.

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La otra cara de la moneda

Para ellas, es particularmente importante hacer canciones y letras que tengan que ver con la problemática social de la región que habitan. “Hay una Latinoamérica llena de riquezas culturales, con toda clase de flora y de fauna, pero también hay una Latinoamérica muy triste”, prosiguió Leono. “Vivimos mucha violencia, muchas crisis; y nos interesa hablar de esas cosas que se quieren tapar o que se consideran intrascendentes”.

Eso no quiere decir que no le dejen espacio a la diversión pura, como es el caso de “Chicharachera”, un tema musical que habla gozosamente de una bebida espirituosa. “Nos parece muy importante hacer denuncia, pero también nos parece importante disfrutar de la vida, porque eso es igualmente un acto de resistencia”, dijo Sanmiguel.

“Las bebidas ancestrales también fueron censuradas y estigmatizadas en Latinoamérica, pero se encuentran ahora mismo en una etapa de resurgimiento”, añadió la artista. “Se han puesto de moda el guarapo, la chicha y otras bebidas que están siendo miradas nuevamente con aprecio”.

Todas las canciones previamente mencionadas forman parte de “Callejera” (2023), el primer álbum completo de La Perla; sin embargo, antes de eso, nuestras amigas habían lanzado ya dos EPs y dos sencillos.

Uno de ellos fue “Bruja”, un mapalé feminista que defiende el derecho de las mujeres de mostrarse rebeldes y de no ser cuestionadas si les provoca, por ejemplo, fumar marihuana, lo que le brinda un caracter moderno a lo que sigue siendo una propuesta tradicional en términos instrumentales.

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“No lo hacemos premeditadamente; simplemente, nos sentamos a escribir lo que hacemos, lo que nos gusta, lo que nos interesa”, explicó Sanmiguel. “Sentimos que hay todavía muchos juzgamientos hacia la mujer por cosas básicas; por cómo se viste, si sale, si no sale, si fuma, si bebe. Esa canción fue claramente un grito de cansancio contra esa situación”.

Otra foto de la banda colombiana.
(Mava Villamizar)
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Frentes de lucha

Por otro lado, “Media naranja” está lejos de ser la pieza romántica de entrega que insinúa su título, porque es un reclamo abierto sobre las expectativas masculinas ante las relaciones de pareja y sobre los supuestos roles que deben jugar las mujeres en las mismas.

“Pero es algo que no solo pasa con el feminismo, sino con muchas otras causas, como las muertes de los líderes sociales, porque en Colombia, desafortunadamente, la gente ve el noticiero donde le están contando que hubo una masacre de 100 personas y sigue comiendo como si nada, porque se ha vuelto algo normal”, aseguró Leono. “Hay que hablar de eso y decir: ‘Basta ya. No queremos más muertos, no queremos más inseguridades, estamos cansadas y cansados de tener miedo’”.

Por ese lado, resultaba válido preguntarles lo que sienten al regresar a Estados Unidos en momentos en los que gobierna un presidente que se opone visiblemente a muchas de las causas que ellas respaldan.

“No hemos sentido nada raro por aquí, pero sí, hay un poco de molestia de venir a un país donde la agenda política hacia los migrantes es tan fuerte”, nos dijo Sanmiguel, quien, al igual que sus compañeras, se encontraba en Milwaukee durante esta entrevista, iniciando la minigira actual. “Una representa básicamente todas esas cosas que están de alguna manera rechazando. Nosotras venimos con todos los papeles en orden, claro, pero se trata de un asunto de empatía”.

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“Sin embargo, nuestro trabajo es hacer música, y tenemos que ver el lado positivo de las cosas”, añadió. “En los conciertos, tratamos siempre de insistir en la importancia de la diversidad, del respeto al otro. Sabemos que la comunidad migrante en Estados Unidos es muy grande, y que también forma parte de la base económica y social. Es algo que no se puede desconocer”.

¿Y cómo se llevan estas chicas con las propuestas de Gustavo Petro, el actual mandatario colombiano, que parece defender abiertamente las causas progresistas? “Ha tratado de hacer muchas cosas [positivas], pero el país viene con muchas malas mañas, con posturas viejas de la derecha radical, que es la que sigue manejando todo”, afirmó Leono. “Él no está dentro de esas agendas, pero eso ha hecho que el trabajo que propone no haya sido fácil y que los medios se hayan empeñado en probar que no hace nada y que está dañando al país”.

“Cambiar la mentalidad de muchas décadas que han sido muy derechistas en dos años es realmente muy difícil”, agregó. “Se está haciendo un esfuerzo, pero no sé cuántos años tendrían que pasar para que se pueda hacer realmente algo”.

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Tomando en cuenta que lo que practican es una fusión de diferentes géneros y estilos, las integrantes de La Perla han optado por enmarcarlo en el rubro de “nuevas músicas colombianas”. Pero eso no quiere decir que ellas mismas no sepan cuáles son los ingredientes que están empleando.

“Lo hemos hecho a conciencia, con géneros que nos gustaban bastante”, dijo Forero. “Tenemos algo del merengue de la República Dominicana, algo de la rumba cubana y, por supuesto, está lo de las músicas del Gran Caribe. Hemos dicho: ‘Probemos qué iría con un ritmo de la Costa Caribe colombiana. Probemos con un punk’. Hacemos experimentos, a nuestro modo, tratando de ver cómo resulta esa mezcla”.

Para Sanmiguel, lo que sucede es que en Latinoamérica existen ritmos que podrán tener un origen específico, pero que se encuentran finalmente hermanados. “Hay patrones y células que son muy similares, y la idea de ‘Callejera’, precisamente, fue rendirle un homenaje a las diferentes cumbias que se hacen a través de Latinoamérica”, señaló. “Eso explica, por ejemplo, que hayamos hecho una cumbia rebajada [que se llama, justamente, ‘Rebajada’].

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“Por su parte, ‘Chicharachera’ es un homenaje a la chicha peruana, al género musical como tal”, apuntó. “Lo que estamos haciendo nos ha llevado a conocer muchos caminos, y el álbum habla de todos los recorridos y de todas las sonoridades que uno puede encontrar en esos viajes”.

Les cuesta un poco más definir cuales son sus influencias específicas como banda, sencillamente porque no tienen ejemplos establecidos. Forero habla de la dominicana Rita Indiana, que ha hecho diversas fusiones con el merengue y que emplea también letras marcadas por la denuncia. Leono, que fue muy rockera en la adolescencia, resalta la importancia de haber escuchado a artistas que las antecedieron, como Curupira, La Mojarra Eléctrica y Bloque de Búsqueda.

“Las colaboraciones que hemos hecho nos han abierto también a otras perspectivas”, agregó Sanmiguel, antes de mencionar a tres grupos franceses de raigambre latina. “Hemos colaborado con Baja Frecuencia, con La Dame Blanche y con Pulcinella, y cada uno de ellos maneja un lenguaje diferente que, al encontrarse con el nuestro, nos ha dado la posibilidad de arriesgarnos, básicamente, a hacer lo que sea”.

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